El proyecto interviene un edificio existente en un barrio de características singulares en cuanto a historia y ordenes arquitectónicos.

El cliente  compra un edificio de 4 pisos que cuenta con un terreno contiguo apto para una construcción de un máximo de 12m de altura.

Se plantea entonces una aproximación sistémica al desafío ya que se trata en definitiva de integrar física y funcionalmente un edificio de los años 50, con una intervención nueva. Sistemas estructurales distintos, uno en base a muros soportantes y la intervención nueva en base a marcos de hormigón.

Volumétricamente el proyecto debía leerse como un todo integrando ambas construcciones de manera coherente funcional y plásticamente.

El barrio tiene un orden muy claro de predominio lleno sobre el vacío y la intervención se inserta en el , dejando una “base” histórica sobre la cual se posa el volumen contemporáneo.

El revestimiento utilizado se independiza de la piel de cierre permitiendo un manejo de densidades requeridas por la normativa del sector. Para eso se recurre a elementos de acero perforado modulados según la trama de cristales y se densifican en la parte superior  con una placa de aluminio panal opaco la cual genera  la textura de remate.

Separar estos sistemas del cierre acristalado dio entre otros beneficios la herramienta a través de la cual se integraron los edificios antiguo y nuevo y permitió dar respuesta a las condicionantes que impone el barrio.

LCV Arquitectura.

Luis Corvalan Veliz.